Propuestas del grupo CyTA (Ciencia y Técnica Argentina)
para el futuro nuevo gobierno del Frente de Todos
Para revertir la emergencia social y productiva e iniciar un ciclo de recuperación, basado en la generación de trabajo, inclusión creciente y ampliación de derechos, creemos que es necesario impulsar una política de ciencia y tecnología (CyT) que sea capaz de incorporar los aprendizajes del período 2003-2015, que sea convergente con los objetivos estratégicos en salud, industria, energía, desarrollo social, transporte, agro, y defensa y que garantice la sustentabilidad socioambiental.
Así, este documento se propone como un aporte para la nueva etapa que se abrirá en el país luego del triunfo de la formula Fernández-Fernández del Frente de Todos, en la que la Ciencia y la Tecnología sean insumos centrales para el desarrollo social y productivo nacional y en la que se debe dar un salto cualitativo en las capacidades de diagnóstico, formulación, coordinación, implementación y monitoreo de las actividades del sector a nivel nacional, provincial y municipal. Fuimos pioneros en denunciar la restauración conservadora que se pondría en marcha a partir del triunfo de la Alianza Cambiemos y del gobierno de Mauricio Macri y el desastre que provocaría en el país y en el sector de CyT; se trata ahora de colaborar con el nuevo gobierno y de proponer acciones concretas que ayuden a frenar el retroceso y a recuperar el tiempo perdido. Los científicos y tecnólogos que resistimos el cientificidio y el industricidio de Cambiemos trabajaremos para reconstruir nuestra capacidad de aportar conocimientos a la sociedad argentina.
Más Ciencia y Tecnología para salir de la crisis implica volver a plantear el rol central del Estado como promotor del desarrollo nacional. Pero también ahondar en un proyecto de desarrollo que pueda llevar adelante proyectos tecnológicos desde una perspectiva de justicia social, orientada al bienestar y la calidad de vida de comunidad.
Una primera acción debe ser la recuperación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que fuera degradado como secretaría en 2018. Volver a tener un Ministerio invita a realizar un balance histórico del período que se inició con su creación a fines de 2007, considerando las cuestiones que quedaron pendientes en 2015, luego de una etapa expansiva, e identificando los alcances de la política destructiva del sector por parte de la Alianza Cambiemos.
La experiencia del gobierno de Mauricio Macri ha demostrado que el proyecto neoliberal solamente produce beneficios para el sector financiero y para los exportadores de productos primarios. Para el resto de la sociedad este gobierno ha generado un extraordinario deterioro en las condiciones de vida. El proceso de desindustrialización, extranjerización, endeudamiento y fuga producto de la aplicación de las recetas neoliberales se traduce en la demolición del sector de empresas industriales, sobre todo pymes, y comercios, con la consiguiente desarticulación de la trama económica e impacto dramático en el aumento de la desocupación, la pobreza y la indigencia. La situación de emergencia alimentaria y el grave deterioro socioeconómico que afecta a los sectores más vulnerables y al conjunto de la población argentina requiere entonces medidas de urgencia de carácter social
Una política integral de CyT debe responder, primero, a la emergencia social. La situación alimentaria de nuestra nación requerirá que el sistema científico-tecnológico vuelque sus capacidades para contribuir a la elaboración y el lanzamiento de políticas públicas tendientes a paliar el hambre y a monitorear el estado nutricional de la población. En este contexto, la creación de un observatorio interdisciplinario contra el hambre brindará una oportunidad para que diversos organismos del sistema científico-tecnológico vuelquen su experiencia en pos de la mejora alimentaria de nuestra población.
Se deberá contribuir en el mediano plazo al proceso de elaboración de un proyecto de desarrollo, y en el largo plazo a la transformación estructural de nuestro país y de la región. Como metas de corto plazo resulta crucial lograr la elaboración y aprobación de tres leyes: 1) una nueva Ley de Ciencia y Técnica que establezca la nueva estructura del sector científico-tecnológico; 2) una Ley de Financiamiento del sector, que profundice su federalización con agencias provinciales y en la que la ANPCyT cumpla una función “compensadora” con el desarrollo local/provincial; y 3) una nueva Ley de Educación Superior que permita ahondar y consolidar el rol de la universidad en la investigación científica al servicio de un proyecto de desarrollo.
Pensando en el mediano y largo plazo necesitamos un sistema científico-tecnológico integrado, que potencie la interacción, complementación y articulación institucional entre el CONICET, los organismos de ciencia y técnica y las universidades. Una meta importante es avanzar en una integración regional de los sistemas de Ciencia y Técnica. Será necesaria una política de expansión de recursos humanos en consonancia con un proyecto de desarrollo en el que sea crucial la participación activa de investigadores e investigadoras en diversas instituciones y organismos, así como la recuperación de puestos de trabajo en INTA, INTI, CNEA, etc. Creemos que el sistema científico-tecnológico de nuestro país debe ser refundado y que la tracción sobre la generación de conocimiento desde la producción de productos y servicios basados en tecnología autónoma debe ser nuevamente puesta en funcionamiento. La demanda de conocimiento desde los sectores de la producción y el desarrollo social debe ser el principio ordenador y articulador, pero aceptando que en paralelo es necesario sostener una permanente expansión de las ciencias básicas como componente imprescindible capaz de abrir nuevos horizontes, dar al sistema capacidad de respuesta a imprevistos y aportar perspectivas originales.
Los desarrollos tecnológicos involucran cambios culturales tanto a nivel de la producción, de los métodos y de los consumos de nuevos productos. Esos cambios culturales deberán estar presentes en la formación de profesionales que participarán de proyectos tecnológicos autónomos, rompiendo la tradición dependiente que prima en la industria privada de nuestros países. Por otra parte, en los procesos de desarrollo de tecnologías y su integración social y productiva se presentan temas que deben ser encarados con “tecnologías sociales” originales que requieren una fuerte base de ciencias sociales y humanas.
Entre las tareas prioritarias que deberá afrontar el nuevo gobierno se deberán retomar y encarar proyectos tecnológicos de envergadura orientados a la soberanía tecnológica, geopolítica y económica. También creemos que se debe analizar la conveniencia de que estos proyectos queden bajo la esfera de un organismo especial, ministerio u otro tipo de organismo, en el que deberían estar representadas todas las instituciones de Ciencia y Técnica como CONICET, CNEA, CONAE, INTI, INTA, las Universidades y otras pertinentes y los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, Educación, Salud, Desarrollo Social, Hábitat y Economía. En este sentido, se destaca como antecedente el proyecto de ley de Instituto Nacional para el Desarrollo, con eje en lo económico-productivo, lo ambiental y lo social.
Estos proyectos tecnológicos de envergadura, que deberán dar lugar a la creación de puestos de trabajo y un creciente ahorro en el gasto de divisas, garantizando que la energía sea un servicio público básico en tanto derecho de acceso universal, deben complementarse con otros proyectos científico-tecnológicos y sociales de relevancia:
- Revitalización del plan nuclear, impulsando los proyectos de producción de energía basados en centrales CANDU y CAREM con tecnología argentina. Se retomará la producción de la Planta Industrial de Agua Pesada, se reactivará y modernizará la planta de producción de uranio enriquecido en Pilcaniyeu, se fortalecerá la producción nacional de dióxido de uranio y de todo el ciclo de combustible y se potenciarán los proyectos de aplicaciones de la tecnología nuclear a la salud. En todos los casos, lo fundamental es asegurar la máxima participación de las pymes argentinas dándoles apoyo tecnológico desde la CNEA y el sector nuclear.
- Desarrollo de satélites de observación de la tierra y geoestacionarios. Para esto es necesario rescatar a ARSAT e INVAP de su actual declive, volver a integrarlas al sistema productivo que las tiene en su núcleo y poner nuevamente en funcionamiento la red de pymes proveedoras.
- Desde la gerencia estratégica de YPF y con estricto control sobre el impacto ambiental, el desarrollo de Vaca Muerta, que debe convertirse en un tractor de la industria nacional, tanto aguas arriba en lo que hace a equipos y servicios para la producción petrolera, como aguas abajo en lo que hace a productos petroquímicos. Para poder incorporar los desarrollos de productos y servicios de las pymes nacionales a la explotación de Vaca Muerta y para asegurar el cuidado del ambiente, YPF debe ser transformada en referente de las buenas prácticas industriales. Por su parte, YTEC debe constituirse en el apoyo tecnológico de las pymes nacionales.
- La explotación del Mar Argentino y de la Antártida también requerirán de un Estado que controle los peligros de contaminación, la sobre explotación de los recursos y de apoyo tecnológico a las pymes del sector.
- Desarrollo de la minería a partir de una explotación responsable de recursos con prácticas reguladas y controladas por el Estado y por representantes de las comunidades y la sociedad civil, para minimizar los impactos ambientales de esta industria y preservar la calidad de vida de las y los habitantes. Los Estados provinciales son soberanos en la aprobación de emprendimientos mineros, y deberán contar con la debida licencia social cuando el plexo normativo así lo indique. Las pymes aguas abajo y aguas arriba del proceso extractivo deben ser incorporadas a la cadena de proveedores de equipos y servicios con el Estado apoyándolas en lo tecnológico. Se trata de producir de manera sustentable, minimizando los impactos ambientales, y apostando al desarrollo territorial integral, evitando emprendimientos que no lo aseguren, en especial de las poblaciones de las localidades potencialmente mineras.
- Desarrollo de la producción agrícola, promoviendo la diversidad de cultivos, el cuidado de los hábitats naturales –bosques nativos, humedales, pastizales, etc.– y la prevención de los procesos de degradación de los recursos naturales. Regular el uso de agroquímicos promoviendo, a través del desarrollo de tecnologías de procesos, transiciones agro-ecológicas.
- Desarrollo de la producción industrial del litio, para lo cual será necesario dedicar esfuerzos científicos y tecnológicos al desarrollo autónomo de las tecnologías necesarias para fabricar baterías. A la par de la utilización de las energías no renovables debe promoverse activamente el desarrollo de emprendimientos basados en la utilización, por ejemplo, de la energía térmica y solar, y de sistemas de almacenamiento y conversión de energía más eficientes.
- Desarrollo de la producción pública de medicamentos y vacunas para garantizar la salud de los argentinos y para disminuir el drenaje de divisas que anualmente implica la importación, para lo cual se cuenta con las competencias necesarias para poder desarrollar esta industria.
- Apoyo al crecimiento de nuestras pymes, integradas a las cadenas de valor globalizadas de muchos productos que se arman en el país –por ejemplo, la industria autopartista–, para logra desarrollar autónomamente la ingeniería y la I+D necesarios con el apoyo del Estado.
- Promoción de las ciudades como territorios de bienestar general e inclusión social y cultural, que requieren innovaciones desde el punto de vista de la seguridad, la educación, el trabajo, la salud, el transporte y los servicios.
- Desarrollo de proyectos sociales que atiendan a las transformaciones del mundo del trabajo, ante el impacto de las nuevas tecnologías, y que acompañen el desarrollo de nuevas experiencias laborales, entre otras vinculadas con la economía popular, que requieren innovaciones culturales, tecnológicas y científicas.
- Desarrollo de proyectos sociales que pongan el foco en los cambios culturales y en las nuevas formas de vida, a partir de una diversidad de fenómenos –migraciones, vinculados con el género y la sexualidad, formas de reproducción, etc.–, para generar innovaciones institucionales y de otro tipo que tomen como insumo conocimientos procedentes de la investigación científica.
La investigación científica y el desarrollo tecnológico se producen hoy a través de un sistema institucional que comprende el CONICET, las universidades y otros organismos de Ciencia y Técnica. Las universidades concentran el mayor porcentaje de investigadores/as del CONICET, de allí la importancia de avanzar en la articulación institucional y de una mirada transversal e integrada del sistema. Por otra parte, las universidades deben volver a ocupar el rol de consultoras del Estado y prestadoras de servicios.
El MINCYT debe tener bajo su órbita fundamentalmente al CONICET y a la ANPCYT. Las funciones del MINCYT deberán estar articuladas con el nuevo organismo dedicado a proyectos tecnológicos de envergadura y a otros ministerios a través del Gabinete Científico y Tecnológico (GACTEC), que deberá ser convocado y dirigido por la Presidencia de la Nación. El MINCYT también debe focalizar en programas especiales como el RAÍCES, los sistemas nacionales, los premios nacionales, los sistemas de exención de impuestos de importación, la divulgación científica, el Centro Cultural de la Ciencia, la relación con la pequeña y mediana empresa a través del FONTAR de la ANPCYT, etc.
La función principal del CONICET, tal como figura en su misión, es la investigación científica y tecnológica, que lleva adelante en el país junto con las universidades y otros organismos. El CONICET y su personal tienen por función generar conocimiento que pueda derivar en la implementación de bienes o servicios de innovación, contribuir a crear una opinión pública informada en los desafíos sociales y productivos tendientes a la igualdad y el fortalecimiento de la democracia y aportar a la atención de necesidades y demandas sociales.
La transferencia tecnológica es una de las prioridades del CONICET, pero no debe confundirse con la prestación de servicios ni con el emprendedurismo como salida individual. El CONICET es el organismo que financia la formación de científicos/as y tecnólogos/as a través de becas y de la carrera del investigador y del técnico. El CONICET debe promover la investigación original en TODAS las áreas del conocimiento básico y articular a su personal con otros organismos y sectores de la producción pública y privada, de modo de responder a las demandas del sector productivo y de las necesidades sociales del Estado, así como de los proyectos tecnológicos de envergadura.
El CONICET debe ser el organismo de consulta primario de los 3 poderes del gobierno para la toma de decisiones y la elaboración de leyes y políticas relacionadas con el medioambiente, la salud, la educación, la seguridad, etc. Además, la investigación científica y tecnológica promovida por el CONICET es el insumo imprescindible para la enseñanza universitaria de frontera y para difundir valores derivados del pensamiento crítico. No se conciben universidades que no generen conocimiento de punta. La calidad de su enseñanza depende de que sus docentes hagan investigación original y competitiva.
La gerencia de vinculación tecnológica del CONICET debe cumplir el papel central de recibir las demandas del sector productivo y de las necesidades del Estado y articular con los centros de investigación y el organismo que concentre y coordine los proyectos tecnológicos de envergadura. Eventualmente, y cuando las condiciones para la innovación tecnológica así lo requieran, se promoverá la creación de Empresas de Base Tecnológica –como ocurrió, por ejemplo, con la creación de Y-Tec–, donde el CONICET o cualquier otro organismo del complejo científico-tecnológico cuenten con participación accionaria.
Para cumplir con sus funciones, el CONICET debe incrementar su presupuesto de modo de que:
- Se recupere el ingreso promedio de 900-1000 jóvenes por año a la carrera de investigador del CONICET hasta cumplir con la planta prevista en el plan Argentina 2020. Es necesario dar una respuesta a los/as miles de jóvenes formados/as en las universidades estatales con becas del CONICET y dejados/as fuera del sistema por el ajuste macrista. No se pretende que todos/as los/as doctores/as universitarios/as entren al CONICET, pero es necesario incrementar el actual 15-17% de postulantes aceptados/as (respecto del total de presentaciones) a los valores históricos de 30-40%. Por otra parte, el CONICET debe tener una política activa para incorporar doctores/as a empresas privadas y públicas, así como a organismos de gobierno o de las administraciones estatales y provinciales de modo de aprovechar al máximo la capacidad de los/as jóvenes formados/as por el sistema CONICET-Universidad. El plan debe proponerse llegar a 4,6 investigadores/as por cada 1000 habitantes de la población económicamente activa (PEA) en aproximadamente 3-4 años, teniendo en cuenta además los números de las cohortes de becarios/as doctorales y postdoctorales en curso. Para referencia, a la fecha Argentina tiene menos de 3, en Australia el número se eleva a 9 y en Israel a 17 el número de investigadores/as por cada 1000 habitantes de la PEA.
- Se garantice el funcionamiento de las unidades ejecutoras del CONICET y de los institutos universitarios u otros organismos que tengan concentración del personal del CONICET que no sean unidades ejecutoras. Debe preverse el pago de los servicios, las reparaciones edilicias, las construcciones de nuevos ámbitos adecuados de trabajo para el personal existente, el pase a planta de los administrativos contratados (Art.9) precarizados, el aumento de cargo de personal de apoyo, la modernización de los sistemas informáticos, la garantía de controles y asesoramiento en higiene y seguridad laboral, las instancias de denuncia y resolución de conflictos laborales e institucionales, de violencia laboral y de género, etc. El presupuesto general del CONICET debe incrementar el de funcionamiento (incisos 4 y 5) respecto de los de personal (inciso 1) y becas (inciso 3).
- Se jerarquicen los salarios de todo el personal y los estipendios de las becas. Esto va de la mano de la elaboración de un convenio colectivo de trabajo para el personal del CONICET, que incluye el reemplazo del sistema de becas por el establecimiento de un contrato en blanco a tiempo limitado, tal como ocurre con las residencias hospitalarias de los médicos recién recibidos.
Se propone cambiar la gobernanza del CONICET, actualmente regida por el decreto 1661/96. El directorio del CONICET incluye actualmente 8 miembros: 1 en representación de la UIA, 1 del sector agrario, 1 del Consejo Interuniversitario Nacional y el de Rectores de Universidades Privadas y 1 del COFECYT, más 4 investigadores/as representantes de cada una de las grandes áreas del conocimiento. La diversidad de intereses genera cierta contraposición con los objetivos fundacionales del CONICET, de allí la propuesta de generar un cambio que revea las proporciones de la participación de los distintos sectores y que incluya la representación de técnicos/as, del CONICET, y la participación de veedores becarios/as en las reuniones.
La ANPCYT es en la práctica la única fuente de financiamiento de proyectos de investigación a escala nacional y de promoción de actividades entre el mundo científico y el sector productivo. Su desfinanciamiento por el macrismo no es un accidente menor de ajuste presupuestario o de retiro del Estado. Es la estocada de muerte a la investigación, fundamentalmente de la experimentación con equipamiento e insumos importados. Por lo tanto, la elección de la dirección de la ANPCYT es tanto o más estratégica que la del CONICET. Si la ANPCYT no recupera los niveles de financiamiento de mediados de los gobiernos kirchneristas no habrá recuperación del sistema científico-tecnológico estatal. Las distintas líneas de financiamiento deben recuperar su sentido promotor original y sincerar que estas líneas de financiamiento deben expresarse en dólares. Sería deseable que los fondos no provinieran de créditos del BID sino de fondos genuinos. Pero de no ser posible habrá que buscar modos de que los créditos en dólares del BID u otras fuentes conserven el poder adquisitivo frente a sucesivas devaluaciones.
La persona a cargo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva debe tener una actitud proactiva respecto de las restricciones de Hacienda y Economía de su propio gobierno, explicando y convenciendo del papel primordial de mantener el presupuesto a valor constante de la ANPCYT. Habrá de agilizar los sistemas de desembolso, eliminando trabas y límites de montos impracticables.
Sería conveniente estudiar sistemas de contribución a CyT vigentes en otros países. Una iniciativa alternativa sería que un porcentaje de la facturación de, por ejemplo, las empresas farmacéuticas multinacionales sea invertida en investigación en sus plantas instaladas en nuestro país y que si no lo hicieran se les cobre un impuesto especial dirigido a la investigación científica y tecnológica.
Garantizar el federalismo del sistema requiere una política de fortalecimiento de los centros ya existentes a lo largo y ancho del país, que en general están asociados a grandes universidades de los centros urbanos –La Plata, Rosario, Santa Fe, Córdoba, Cuyo, Tucumán, Bahía Blanca, Mar del Plata, etc.– o a focos no asociados a grandes universidades pero con fuerte tradición y actividad, como Bariloche, Puerto Madryn y Ushuaia. Dicho fortalecimiento debe surgir de un debate con los sectores sociales y productivos de cada región, en pos de alcanzar una articulación de recursos científicos y tecnológicos que supere la visión clásica de «temas estratégicos».
Por último, se debe promover la circulación del conocimiento producido en la Argentina en un nuevo contexto mundial generado por el crecimiento del movimiento de acceso/ciencia abierta, frente al modelo comercial que dominó el sistema de publicaciones y la industria editorial en las últimas décadas. América Latina ha sido pionera en la comunicación científica en acceso abierto con modelos cooperativos y colaborativos gestionados por la propia comunidad académica. Desde Europa, con el Plan S, crece la discusión internacional y surgen cada vez más iniciativas en esta dirección. Nuestro país tiene todas las condiciones para contribuir en este sentido, pues cuenta desde 2013 con la Ley de Repositorios Digitales Institucionales de Acceso Abierto (Ley 26899/2013), la cual requiere un plan de implementación en todo el sistema científico-tecnológico.
La evaluación y las propuestas esbozadas en este documento asumen que el sector de CyT enfrenta un momento decisivo y una oportunidad histórica para colaborar en la superación definitiva de la Argentina pendular que se dirime entre dos proyectos de país que se excluyen: un país con industria, Estado, ciencia, tecnología, inclusión y ampliación de derechos y un país exportador de productos primarios y financiero, que condena a más de 20 millones de argentinas y argentinos a condiciones de vida indignas. En el plano de las políticas de CyT esta oportunidad significa dar un salto cualitativo superador que integre al conocimiento como activo dinámico estratégico para impulsar el desarrollo social y productivo y, finalmente, el cambio estructural capaz de resignificar el lugar de la Argentina en el orden económico global y de jugar un papel protagónico en el proceso de integración regional.
Publicado el 15-10-2019
Grupo Ciencia y Técnica Argentina (CyTA)
Investigación y Desarrollo para la Inclusión
Miembros: Hugo AIMAR, Dora BARRANCOS, Fernanda BEIGEL, Sandra CARLI, Cristina CARRILLO, Eduardo DVORKIN, Daniel FILMUS, Ana FRANCHI, Andrea GAMARNIK, Jorge GEFFNER, Rolando GONZÁLEZ-JOSÉ, Marisa HERRERA, Diego HURTADO, Mirta Susana IRIONDO, Noé JITRIK, Alberto KORNBLIHTT, Andrés KREINER, Carolina MERA, Graciela MORGADE, Pablo NÚÑEZ, Adrián PAENZA, Juan Pablo PAZ, José PARUELO, Felix REQUEJO, Federico ROBLEDO, Marcelo RUIZ, Roberto SALVAREZZA, Adriana SERQUIS, Diego TATIAN, Osvaldo UCHITEL, Marcos VAIRA